El prurito anal o alrededor de él es un síntoma, no una enfermedad en sí. No obstante, puede ser intenso y generar un incómodo y persistente deseo de rascado. Es habitual que empeore por las noches.
Tal y como hemos explicado, el prurito es un síntoma y sus causas pueden ser muy variadas:
Patología anal como hemorroides, fístulas o fisuras, debido a la humedad constante que acompaña a estas situaciones. La incontinencia fecal y la diarrea también pueden producir prurito por la constante exposición de la piel a las heces.
Enfermedades comunes de la piel, cuando asientan en la piel alrededor del ano, como pueden ser: micosis (infecciones por hongos), eccema, psoriasis, dermatitis.
Dermatitis de contacto por productos de higiene o tratamiento utilizados en el ano: jabones, pomadas, ungüentos.
Higiene excesiva o por defecto.
Parásitos intestinales: oxiuros («lombrices»).
Ingesta importante de alimentos ácidos (cítricos, tomate).
En primer lugar debemos buscar el agente causante y en caso de que lo haya, eliminarlo. Es fundamental, así mismo, instaurar una serie de medidas higiénicas básicas: evitar el uso del papel higiénico tras la deposición, utilizando agua y jabón neutro en su lugar, dejando secar la zona al aire o con una toalla, sin frotar. También se debe intentar evitar el rascado y el uso o abuso de tratamientos tópicos. Es recomendable el uso exclusivo de ropa interior de algodón. Finalmente, en caso de que las medidas previas sean insuficientes, se emplea tratamiento tópico para el picor y antihistamínicos (medicación utilizada para el tratamiento de los síntomas alérgicos).